Sobre nosotros

Una escuela con alma de lucha
Lumkingko no es solo un gimnasio. Es un refugio, una familia, un espacio donde cada persona que cruza la puerta encuentra algo más que entrenamiento. Aquí no importa tu forma física, tu nivel o tu historia: lo único que importa es que estás dispuesto a dar el paso.
El origen de Lumkingko
Carlos de Celis fundó esta escuela el 3 de octubre de 2022 con una idea clara: ofrecer algo distinto. Después de años entrenando y dando clases en otros centros, decidió crear su propio camino. Quería enseñar Muay Thai a su manera, con un enfoque más humano, más real y más cercano.
Lo que empezó como un sueño personal se ha convertido en un proyecto que cambia vidas. Porque aquí no solo se entrena duro… también se aprende a confiar, a superar inseguridades y a recuperar el control.
La diferencia está en el ambiente
Desde fuera puede parecer un gimnasio más, pero quien entrena en Lumkingko sabe que el ambiente es otra historia. No hay juicios, no hay comparaciones. Solo respeto, esfuerzo y mucho compañerismo. Hay quienes llegaron buscando una actividad física y acabaron encontrando un lugar donde sentirse bien por primera vez en mucho tiempo.
Aquí se entrena fuerte, sí. Pero también se escucha, se acompaña y se celebra cada pequeño avance. Esa mezcla entre exigencia y apoyo es lo que hace que tantas personas decidan quedarse.
Carlos, el motor detrás de todo
Carlos no es solo el entrenador. Es quien está siempre al otro lado, quien da la bienvenida a los nuevos y quien sabe perfectamente por qué cada persona está aquí. Su historia con el Muay Thai va más allá del deporte: es su forma de vida.
Su filosofía de enseñanza está basada en el respeto, la educación y el apoyo mutuo. Cree en los valores del arte marcial, pero sobre todo en el poder de ayudar a las personas a través del entrenamiento. Por eso muchos de sus alumnos no solo han aprendido a golpear, sino también a levantarse.
Una escuela que también transforma
En Lumkingko entrenan hombres, mujeres, adolescentes, niños y personas de todo tipo. Algunos llegan por curiosidad, otros por necesidad. Casos de bullying, inseguridad, trastornos de la conducta alimentaria… Aquí se han vivido muchas historias, y todas tienen algo en común: una transformación.
Porque este lugar no juzga. Acompaña. Y eso, en el mundo del deporte, sigue siendo algo muy poco común.